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La Sagrada Biblia. Traducida de la Vulgata Latina Al Español.
Aclarado el sentido de algunos lugares con la luz que dan los textos originales Hebreo y Griego e ilustrada con varias notas sacadas de los Santos Padres y Expositores Sagrados.
Por: Félix Torres Amat, Obispo de Astorga, miembro de la Real Academia Española, de la Sociedad de Geografía de París, de la Real Academia Española de la Historia, de la Real Sociedad de Antigüedades de Copenhague, etc.
SAGRADA BIBLIA. Versión Félix Torres Amat. Antiguo y Nuevo Testamento.
Una edición para el estudio en casa o en la iglesia, fácil de llevar a donde lo desee.
Yo, que soy la luz eterna, he venido al mundo, para que quien cree en mí no permanezca entre las tinieblas. (Juan, Capítulo XII, 46).
Las características adicionales incluyen: Imprimátur, cantos dorados, una cinta marcadora y una página de presentación a todo color. Reconocidos santuarios católicos, los misterios del Rosario y el Vía Crucis están ilustrados a todo color.
Una edición para el estudio en casa o en la iglesia, fácil de llevar a donde lo desee.
Yo, soy la luz eterna, he venido al mundo, para que quien cree en mí no permanezca entre las tinieblas. (JUAN 12:46)
LOS IDIOMAS ORIGINALES DE LA BIBLIA.
Los idiomas originales de la Biblia son hebreo, arameo y griego. La mayoría de los Libros del Antiguo Testamento fueron escritos en hebreo; algunas partes fueron escritas en arameo, por ejemplo, pasajes de Daniel, I Esdras y Jeremías. También fue escrito en arameo el Evangelio de San Mateo. El Libro de Sabiduría, II Macabeos y todos los Libros del Nuevo Testamento, con la excepción de Mateo, fueron escritos en griego.
El idioma que llamamos hebreo no es el idioma original del pueblo hebreo, sino es el idioma que ellos adoptaron cuando se establecieron en la Tierra de Canaán. Fue entonces que dejaron de hablar el idioma de sus antepasados. Otro cambio de idioma, esta vez de hebreo a arameo, se efectuó, probablemente durante el destierro cuando los judíos se mezclaban libremente con gente que hablaba arameo. Es interesante notar que algunos peritos creen que Nuestro Señor y los Apóstoles eran bilingües, hablando griego y arameo.
TRADUCCIONES.
Según iba esparciéndose la Iglesia a otras naciones, crecía la necesidad de traducir la Biblia. En cuanto a nosotros se refiere, la más importante de las varias traducciones es la que se llama la Vulgata, hecha por San Jerónimo quien a instancia del Papa Damaso I (366-384), produjo una nueva versión en latín del Nuevo Testamento. Entonces, por su propia cuenta, hizo una traducción directamente de hebreo y arameo al latín del Antiguo Testamento, terminando la obra entera en 390 A.D. Más tarde la traducción de San Jerónimo llegó a ser la única Biblia latina en uso común y por eso fue llamada la Vulgata. (Vulgatus, en latín, quiere decir común.)
LA HISTORIA DE LA VULGATA.
La aprobación oficial dada a la Vulgata por el Concilio de Trento merece que examinemos brevemente su historia. La mejor copia de la Vulgata que ha sobrevivido los siglos se conoce por el nombre Amiatinus. Fue hecha cerca del año 700 en Inglaterra. Luego vemos que se hizo un texto uniforme para los estudiantes de la Universidad de París. Llevaba el nombre de la Biblia Parisiana. Este texto dividía por primera vez las líneas de los distintos libros en capítulos, sistema que introdujo Stephen Langton en 1214. En el pueblo de Mainz en el año 1452 el Señor Gutenberg produjo la primera Biblia Vulgata impresa. La Edición Stephaniana de 1555 es memorable porque era la primera en usar números para los distintos versos de cada capítulo.
DECISIÓN DEL CONCILIO DE TRENTO.
Allá para los mediados del siglo décimosexto la confusión sobre el número y la variedad de las ediciones latinas de la Biblia era tan grande que existía una necesidad urgente de un texto exacto y uniforme. El Concilio de Trento, por lo tanto, en 1546, designó la Vulgata como la Biblia oficial de la Iglesia Latina y ordenó la preparación y la publicación de una edición emendada de su texto. Esta edición, que apareció en 1592 no era muy satisfactoria desde el punto de vista crítico. No se inició una revisión oficial hasta 1907. El Papa Pío Décimo confió este trabajo tan difícil a los Padres Benedictinos. Tan difícil es el trabajo que todavía no lo han terminado.